Se puede ver al principio que no acabo de pillarle el punto al pincel para que deje la marca que yo quiero y voy haciendo parchones no intencionados en el pelo. Después hay un brevísimo pantallazo negro, creo que esa fue la creación de otra capa (que no usé) mientras exploraba las opciones. Ahí es cuando varié la configuración del pincel a mi gusto para imitar el efecto del carboncillo. Poco después encontré la goma y a partir de ahí fue todo como la seda.
Cuando empecé no sabía que uno de los encantos de Brush 3 es que va grabando tus acciones definitivas en un vídeo. Muy chulo. La pena es que a partir de esta versión ya no es posible exportarlo en un formato compatible con otros dispositivos y tuve que utilizar otra cámara para grabarlo y poder compartirlo. Pena, penita, pena que el proceso sea innecesariamente engorroso y se pierda calidad de imagen por el camino.
Aunque la primera impresión fue muy positiva, dibujar o pintar en un espacio tan límitado como la pantalla de mi móvil es íncómodo y atinar con el dedo en el lugar preciso a la primera es complicado incluso con el zoom.
Sigo teniendo instalada Brush 3 porque no estorba y nunca sabes cuándo te va a picar el gusanillo de hacer un sketch, pero por el poco uso que le doy se ve que soy más de papel.
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