9.9.14

El poder invisible del arte

Ouka Leele cuenta en un programa de Los oficios de la cultura una anécdota personal que se me quedó grabada en la cabeza.

Siendo mozuela pasaba por una de esas crisis existenciales en las que uno compara su vida con la de los demás. Estaba en el coche dándole vueltas a la inutilidad del arte, a su rol prescindible en el mundo como artista y sintiéndose miserable por no haberse especializado en una profesión más práctica. Una de esas en las que se salvan vidas, por ejemplo.

Acabó llorando a moco tendido. Tan joven, con tanta vida y trayectoria por delante, pero con la vocación equivocada entre las manos. El disgusto se le pasó con una canción en la radio. Una de esas canciones que, por lo que sea, resuenan en ti y son capaces de sacarte de un bajón sin importar el dónde y cuándo.

Y entonces Ouka Leele tuvo una revelación. La música, como la fotografía, es arte. El arte tiene la capacidad de emocionar, el poder invisible de tocar y transformar a otros. Unos minutos antes estaba desconsolada y una canción pop le había devuelto el buen humor. La música era capaz de aquello y también se iba encargar ella de que lo fuese su fotografía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario